jueves, 28 de agosto de 2008

TOTALITARISMO

EL FACISMO
El facismo (del italiano fascio, haz, fasces, a su vez del latín fasces, pl. de fascis) es una ideología y un movimiento político que surgió en la Europa de entreguerras (1918–1939) cuyo proyecto central era el corporativismo estatal, en oposición tanto a la democracia liberal en crisis (la forma de gobierno que representaba los valores de los vencedores en la Primera Guerra Mundial, como Inglaterra, Francia o Estados Unidos, a los que considera «decadentes») como al movimiento obrero tradicional en ascenso (anarquista o marxista, este último escindido a su vez entre la socialdemocracia y el comunismo, que desde 1917 tenía como referente al proyecto de estado socialista que se estaba desarrollando en la Unión Soviética). Radicalmente contrario a ambos, se presentó como una tercera vía o tercera posición, aunque el número de las ideologías contra las que se afirma es más amplio:
El fascismo tiene sus enemigos agrupados en estos tres frentes: el social-comunista, el demoliberal-masónico y el populismo católico.
Revista F. E. 1933
El concepto de régimen fascista puede aplicarse a algunos regímenes políticos totalitarios o autoritarios de la Europa de entreguerras y a prácticamente todos los que se impusieron por las potencias del Eje durante su ocupación del continente durante la Segunda Guerra Mundial. De un modo destacado y en primer lugar a la Italia de Benito Mussolini (1922) que inaugura el modelo y acuña el término; seguida por la Alemania de Adolf Hitler (1933) que lo lleva a sus últimas consecuencias; y, cerrando el ciclo, la España de Francisco Franco que se prolonga mucho más tiempo y evoluciona fuera del periodo (desde 1936 hasta 1975). Las diferencias de planteamientos ideológicos y trayectorias históricas entre cada uno de estos regímenes son notables. Por ejemplo, el fascismo en la Alemania nazi o nacional-socialismo añade un importante componente racista, que sólo es adoptado en un segundo momento y con mucho menor fundamento por el fascismo italiano y el resto de movimientos fascistas o fascistizantes. Para muchos de estos el componente religioso (católico u ortodoxo según el caso) fue mucho más esencial, tanto que Trevor-Roper ha podido definir el término fascismo clerical (entre los que estaría el nacionalcatolicismo español).EL COMUNISMOEl comunismo puede ser entendido de varias maneras, que han cambiado y se han diversificado a lo largo de la historia:
Es un movimiento político cuyos principales objetivos son el establecimiento de una sociedad sin clases sociales, basado en la propiedad social de los medios de producción, la abolición de la propiedad privada de los mismos, y busca llevar a la clase trabajadora al poder, logrando así la abolición del estado al asumir la clase trabajadora todas sus funciones;
A esta sociedad sin clases, que se tiene como ideal y fin último, se la llama comunismo;
Existen, por último, doctrinas teóricas no marxistas también denominadas comunistas.

En su uso más común, la palabra comunismo, se refiere a la filosofía política derivada de las obras e ideas de Karl Marx y otros teóricos, principalmente Friedrich Engels, Rosa Luxemburgo, Vladimir Lenin, León Trotsky y Antonio Gramsci, entre otros. Una de las principales obras teóricas de esta corriente política es el Manifiesto comunista, de Marx y Engels. Estas obras fueron un punto de partida para la mayor parte del pensamiento comunista, que se entiende como su continuación.
Las principales características del modelo de sociedad comunal propuesto en las obras de Marx y Engels, al cual se llama comunismo, son:
la abolición de las clases sociales;
la satisfacción de las necesidades de todas las personas;
la abolición de la propiedad privada de los medios de producción
la extinción del estado al asumir el pueblo todas sus funciones.
Para llegar a tal estado Marx propone un estado de transición en el cual los proletarios tomarían el poder para abolir la propiedad privada de los medios de producción, y cambiar la orientación de la economía capitalista hacia una que esté centralmente planificada, de tal manera que se provean todas las necesidades de la población. Marx entiende que, al proveerse todas las necesidades de la población, dejarían de existir las clases sociales y, por lo tanto, la necesidad de un Estado que vigile a la clase trabajadora.
Algunas vertientes del socialismo, y del comunismo, identificadas como anarquistas, defienden la abolición inmediata del Estado. Las divisiones entre estas dos corrientes del pensamiento político se volvieron más claras cuando la Primera Internacional terminó como resultado de una escisión entre marxistas (que acreditaban la necesidad de tomar el poder para realizar una revolución), y los bakuninistas (que afirmaban que no habría revolución a menos que el Estado y el capitalismo fueran abolidos al mismo tiempo).
Marx consideraba que solamente en una sociedad sin clases dejaría de existir lo que él llamó la explotación del hombre por el hombre. Consideraba además que solamente la clase trabajadora era productora de plusvalía, principalmente los de la industria, y que solamente, mediante una lucha política consciente, podría terminar con el capitalismo. El objetivo de ésta revolución sería acabar con el estado como un instrumento político para la existencia de las clases.
La palabra comunismo apareció por primera vez en la prensa en 1827 cuando Robert Owen hiciera referencia a “Socialistas” y “Comunistas”. Según él, aquéllos consideraban el capital “común” más benéfico que el capital “privado”. Las palabras “comunismo” y “socialismo” fueron usadas como sinónimos durante todo el Siglo XIX, hasta que Vladimir Lenin le diera a la palabra su definición más actual. De acuerdo a su teoría, el socialismo sería una fase de transición entre el capitalismo y el comunismo.NAZISMO.Nazi es la contracción de la palabra alemana NAtionalsoZIalistische, que significa nacionalsocialista y hace referencia al movimiento Nazista o Nazismo.
La palabra nazi se utiliza para todo lo que se relaciona con el régimen que gobernó Alemania de 1933 a 1945 con la llegada al poder del partido nacionalsocialista, el autoproclamado Tercer Reich y Austria a partir de la Anschluss, así como los demás territorios que lo conformaron (Sudetes, Memel, Danzig y otras tierras en Polonia, Francia, Checoslovaquia, Hungría, Holanda, Dinamarca y Noruega). La Alemania de este periodo se conoce como la Alemania nazi.
Fue un término acuñado por el ministro de propaganda del régimen alemán Joseph Goebbels, que lo usó durante uno de sus discursos para referirse a los miembros de su partido, el Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei (NSDAP) Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores.Contexto histórico
El nazismo es una ideología que surge en la Alemania de los años 20 pero que no alcanzará importancia hasta los años 30, momento en que las duras condiciones de paz impuestas en el Tratado de Versalles (1919) se juntan con la grave crisis mundial del Jueves Negro en 1929. A nivel mundial, las democracias liberales quedan fuertemente desacreditadas. La situación mundial parecía dar razones a las reivindicaciones obreras tradicionalmente vinculadas al marxismo y socialistas del siglo XIX. La acumulación de la producción llevó a la quiebra de las empresas, despidos masivos de trabajadores y la situación se agrava aún más. En Alemania la situación es más acuciante aún, ya que a los devastadores efectos económicos se sumaba la obligación de pagar el tributo de la derrota en la Primera Guerra Mundial, y el descontento popular ante la injusta situación que hacía que las calles se llenaran de manifestaciones extremistas de toda índole, tanto de izquierda como de derecha.

El libro Mein Kampf
Los nacionalsocialistas creen principalmente en la determinación biológica como factor decisivo en la definición de las labores que ha de ejecutar un individuo. Identifican al hombre ario con el concepto de hombre creador, viril y guerrero. A partir de allí, le reconocen todos los triunfos de la especie humana. Sin embargo, también creen en la ciclidad de la historia, como Spengler, y sostienen que las civilizaciones creadas por los arios decaían y morían una vez sus elementos representativos se mezclaban racialmente con miembros de otras razas.
El nacionalsocialismo identifica en la comunidad judía la antítesis del hombre ario, siempre en lucha con él. De allí deriva teorías acerca de la existencia de una conspiración judía para hacerse con el control mundial. Advierten que muchos de los principales líderes comunistas son también judíos y asimilan ambos conceptos, bolchevismo y judaísmo, en una misma cosa. Los nacionalsocialistas o nazis encontrarán en este colectivo el blanco perfecto de su ira para que el pueblo alemán descargue toda la frustración ante la pésima marcha de la economía.
Los veinticinco puntos del NSDAP no varían desde su creación como Partido Obrero Alemán: expulsar a los judíos, establecimiento y defensa de un cristianismo positivo, gobierno en beneficio del interés general sobre el particular, imponer el orden y acabar con el tratado de Versalles. No obstante lo anterior, existen documentos que soportan diferentes teorías de gobierno planteadas para establecerse al final de la guerra e imponer en Europa un sistema de castas basado en la función de la población (campesino/obrero-sacerdote-guerrero) bajo la dirección de las Schutzstaffeln, o SS.
Los principales ideólogos del partido cuando éste llegue al poder ya están allí, (Alfred Rosenberg, Walter Darré, Heinrich Himmler, Rudolf Hess, entre otros), así como los elementos que lo caracterizarán también. Una fe ciega en un líder, Hitler, y un enemigo mortal al que echar todas las culpas, los judíos. Creyentes con una fe inquebrantable en Hitler que, curiosamente, harán notar sus animadversiones hacia sus compañeros de partido compitiendo unos con otros por obtener los favores del führer cuando éste ostente el poder.
El grupo ya hacía tiempo que llevaba forjando todo un mito en torno a la raza aria. Un mito sobre sus orígenes, sobre su fuerza y su vigor y, ante todo, sobre su superioridad respecto a las demás razas. El nacionalsocialismo resulta una ideología fascista en la medida en que se caracteriza por dar gran importancia al estado, a partir del cual se debe organizar toda actividad nacional razón por la cual se creó el Frente Nacional del Trabajo, una especie de sindicato de todos los trabajadores alemanes y cuyo director era el mismo Führer. Tratándose de un gobierno totalitario, otras características típicas son las de presentar un fuerte liderazgo de un caudillo supremo, en este caso Hitler, y por defender un imperialismo visceral que debe llevar a conquistar los pueblos que se consideren inferiores. A la pregunta de qué es el nazismo, muchos alemanes en aquella época respondían: la voluntad del Führer.

Inicio y acceso al poder del nazismo
En 1919, el austríaco Adolf Hitler, se desempeñaba como miembro de las fuerzas militares de Baviera. Como parte de sus funciones le fue encomendado investigar acerca de un naciente movimiento político: el Partido Obrero Alemán. Una vez convencido de sus principios, se unió a dicho partido haciéndose cargo del área de propaganda. Un año más tarde, el partido publicó su programa: Veinticinco puntos entre los que se contaban el rechazo al Tratado de Versalles, la aspiración a la unidad con Austria en la "Gran Alemania" y a un gobierno central fuerte, y la voluntad de reservar a Alemania sólo para los "verdaderos" alemanes.
Este partido no hubiese llegado a más, probablemente, y se demuestra en la gran cantidad de partidos de similares creencias de la época, sin la adhesión de un Hitler idealista y dotado orador, ni sin el apoyo de los poderes económicos y financieros que apoyaron su campaña anticomunista. La agitación comunista en Alemania por aquel tiempo era intensa. Su fuerte carácter pronto lo lleva a capitanear el partido.
Se adoptaba asimismo un nuevo nombre, el de Partido Nacional Socialista Obrero Alemán. Nacía así el partido Nazi, contracción dada por sus detractores, dirigido por el propio Hitler desde 1921.
Tras encabezar un fallido intento de golpe de Estado en 1923, contra la República de Weimar, Hitler es condenado a prisión y recluido en un castillo. Una condena de 5 años, de la que finalmente solo cumplió once meses, le permitió escribir el libro semiautobiográfico Mein Kampf (Mi lucha) que pronto se convierte en el elemento que le faltaba al colectivo, un libro casi sagrado. En él declara firmemente su antisemitismo y su anticomunismo y deja claro que los arios son una raza superior a todas las demás.
El crecimiento del caudal electoral nazi llegaría con la crisis de 1929. Aún sin tener mayoría en el Reichstag (parlamento alemán), en 1933 Hitler consigue ser llamado por los sectores conservadores para ocupar el cargo de Canciller de Alemania.

De canciller a Führer del III Reich
Una vez en el cargo, Hitler decretó nuevas elecciones en medio de una intensa propaganda nazi.
Muy poco tiempo antes de los comicios, el Reichstag fue incendiado. Entonces Hitler culpó a los comunistas, sugiriendo que el incendio era el comienzo de una revolución y sembró el pánico con el objetivo de un mayor caudal electoral.
Finalmente, las elecciones le otorgaron el control del Parlamento, que poco después aprobaba una ley que establecía una dictadura a través de medios democráticos. La Ley Habilitante era en realidad una serie de herramientas jurídicas que le permitía al Canciller ejecutar todo tipo de actos sin miramiento a los límites legales y constitucionales vigentes cuando fuera necesario para mantener el orden en la república. Comenzaba el Tercer Reich, que la propaganda afirmaba duraría mil años.
Hitler, tras la muerte del Presidente Hindenburg, reunió en su mano todo el poder e impuso desde entonces un gobierno centrado exclusivamente alrededor de su figura, basado en el principio del caudillo o Führerprinzip. Según este principio político, el Führer (Caudillo) quedaba identificado con el pueblo ("Era" el pueblo), y sólo él conocía y representaba el interés nacional.
Esta representación del pueblo por el líder era esencial: no suponía ningún procedimiento de consulta y delegación del poder. El Führerprinzip, sostenían sus ideólogos, reemplazaba a un gobierno irresponsable e impotente (el parlamentario), por otro poderoso y en el que la responsabilidad recaía en una sola figura. Así, la voluntad del Führer se transformaba en la ley. La aplicación de este principio resultó en formas totalitarias de control y represión, ya que cualquier oposición a los designios del Führer era, por definición, antinacional.
El régimen que se implantó ejerció un fuerte control sobre cada aspecto de la sociedad, mostrando especial interés en la educación de la juventud alemana. Desde la infancia, se enseña a los niños a ser duros y a sufrir la lucha por ser el más fuerte, seleccionando poco a poco a unos escogidos que irán conformando una nueva élite de guerreros sagrados (la SS) a modo de una nueva Esparta naciente y victoriosa. La ciencia tampoco escapa a la influencia de partido que la utiliza para justificar sus ideas o para buscar nuevas armas para la guerra que se venía preparando.
El poder de Hitler se consolida la noche de los cuchillos largos cuando ordena el asesinato de los principales líderes de las SA, fuerzas de asalto que habían apoyado a los nacionalsocialistas en su ascenso al poder, y el asesinato de su Jefe, Ernst Röhm en 1934.

Persecución y represión
Hitler aplicó de inmediato la represión contra un amplio espectro de ciudadanos: judíos (definidos como enemigos de la nación), comunistas, testigos de Jehová, homosexuales y todo aquello que se opusiera a la estrecha definición nazi de la "nación".
La represión la llevaron adelante prioritariamente la SS, fuerzas paramilitares creadas en 1925 y fortalecidas por el régimen, y la Gestapo, policía secreta nazi que respondía a las SS, y que contaba con una densa red de espías y delatores.
El terror se ejercía de forma directa: por medio de la censura, las agresiones físicas, los arrestos y las detenciones en campos de trabajo.

Propaganda
La teoría nazi sostenía que entre el Führer y su pueblo existía una armonía mística, una absoluta comunión. Pero en la realidad, la aprobación y adhesión del pueblo debían ser logradas. Por eso, la propaganda fue llevada adelante por Joseph Goebbels desde el "Ministerio del Reich para la educación del pueblo y la propaganda", creado en 1933.
La propaganda se desarrolló en varias direcciones. Se recurrió a los grandes actos públicos, manifestaciones y desfiles nazis, que escenificaban la grandeza de Hitler y la disciplina impecable de su ejército; se difundieron políticas de bienestar (vacaciones, pensiones, etc.) y se recurrió a los medios de comunicación masiva. Los afiches favorables al régimen nazi y a su política cultural y racial cubrieron las ciudades. Los periódicos y libros fueron sometidos a una estricta censura, y se llevaron a cabo grandes quemas de libros considerados "perniciosos".
El cine sufrió no sólo la censura, sino además la manipulación. Todas las películas debían contener algún mensaje pronazi. El propio estado se ocupó de producir películas documentales de propaganda, utilizando todos los adelantos de la técnica y arte. La radio se convirtió en un medio muy importante para el régimen, ya que permitía que la voz del Führer entrara en los hogares alemanes, del mismo modo que la propaganda nazi.
La propaganda no buscaba sólo fortalecer la fidelidad al régimen o el odio hacia los judíos, sino también difundir formas culturales consideradas propias o saludables para la nación, identificadas con la raza aria. De esta manera, se instaba a los jóvenes sanos a casarse, informándoles previamente de los antecedentes raciales de su pareja, y a procrear familias numerosas. Las mujeres eran alentadas a permanecer en el hogar y a dedicarse a la crianza de los niños.
Los jóvenes fueron un blanco importante para la propaganda nazi. Se crearon instituciones destinadas a la socialización de niños y jóvenes, como las Juventudes Hitlerianas. En ellas los jóvenes recibían una cuidadosa educación física y adoctrinamiento político. La Liga de Muchachas Alemanas formaba a las niñas para sus futuras tareas en el hogar, mientras los niños aprendían destrezas militares. No obstante lo anterior, un gran número de mujeres también hizo parte de las Hitlerjugend.





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