jueves, 28 de agosto de 2008

HISTORIA (CONCEPTO)

I. HISTORIA E HISTORIOGRAFÍA
La historiografía es la ciencia de la historia; de donde resulta que la historia es el objeto de la historiografía; sin embargo, no habría historia sin historiografía. Es decir, lo que singulariza el fenómeno que llamamos historia es que consiste en un proceso de autoconciencia, de reflexión sobre sí mismo. Y la historiografía es la forma más elaborada de esa conciencia. De otro modo, toda nuestra conciencia viene determinada por el pasado y nuestro hacer en el presente depende de esa conciencia histórica. Y es justamente a ese hacer con conciencia, ese hacer humano, a lo que llamamos historia; otra cosa sería mera biología.
Por tanto, podemos definir la historia como un vasto y complejo proceso de génesis, crecimiento y organización a través del cual la humanidad toma conciencia de sí misma y de su situación en el mundo, y el individuo emerge como persona ante la naturaleza y la propia historia.
Consideremos ahora cada uno de los elementos de la definición. En primer lugar, tenemos un proceso vasto y complejo; es decir, tenemos algo que sucede en el tiempo y tiene, por tanto, un carácter asimétrico, vectorial, cuya amplitud abarca a toda la especie humana y en el que intervienen múltiples y diversos elementos.
La historia, además, como la vida de donde procede, es crecimiento. Basta para comprobarlo comparar los miles de millones de individuos que hoy pueblan el planeta Tierra con los escasos miles de las primeras culturas paleolíticas. Por supuesto que el crecimiento se puede decir en otros sentidos; pero parece que este modo de crecimiento es el más evidente y fácil de evaluar.
La historia, en consecuencia, es organización de la vida humana, lo que resulta claro al observar la mayor diferenciación de funciones, y de organismos e instituciones que se ocupan de ellas, en las modernas sociedades posindustriales al lado de las primitivas comunidades de cazadores, lo cual se traduce en una creciente complejidad de la vida social.
La historia como conciencia: El continuo desarrollo de las ciencias humanas y de la naturaleza, y la divulgación del saber y de la información a capas cada vez más amplias de la población, explican suficientemente este aspecto del devenir histórico.
La historia como personalización: En la historia el individuo va conquistando penosamente el derecho a que se le reconozca y considere por sí mismo, como ser humano, y no como miembro pasivo de una estructura superior, como extraño (es lo que hoy llamamos Derechos Humanos). Los profetas y filósofos ya enseñaron hace tiempo que todas las personas tienen derecho a que se les considere como tales, que todos somos hijos del mismo Dios, y hoy no son pocos los territorios en que la teoría jurídica, política e ideológica asume este reconocimiento; pero su realización es siempre incompleta (acaso porque su logro tiene ese carácter de horizonte utópico que tantas veces ha inspirado a filósofos y profetas).

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